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“Evaluar las habilidades y competencias de los alumnos”

Evaluación final de un curso o unidad de formación

En esta parte del módulo, aprenderás por qué aplicar una evaluación final, al final del curso de formación FIL desde el punto de vista de los participantes y de los profesores, así como dos herramientas de evaluación utilizadas habitualmente para la evaluación final.

La evaluación final o sumativa (evaluación del aprendizaje) se refiere a la evaluación de los participantes, que se centra en el resultado de un programa de formación (completo). Esto contrasta con la evaluación formativa, que resume el desarrollo de los participantes en un momento determinado antes o durante el curso.

Al finalizar un curso, una evaluación final como revisión del curso es una herramienta eficaz para recoger información con éxito y obtener una retroalimentación significativa a gran escala.

En este cuestionario o encuesta final, los participantes del grupo objetivo pueden evaluar sus conocimientos, habilidades y competencias adquiridas junto con su nueva actitud y perspectiva hacia sus finanzas en la vida cotidiana, así como su rendimiento general durante el curso.

En el caso de que se trate de un cuestionario o encuesta, tal y como se ha descrito anteriormente sobre cómo diseñar cuestionarios de evaluación para las unidades de formación, el cuestionario final debe adecuarse a los contenidos formativos impartidos durante todo el curso y al grupo objetivo específico, y utilizar un lenguaje y unas frases sencillas. En algunos casos, puede ser una buena idea reutilizar preguntas anteriores, pero siempre es mejor, al menos, abordar más preguntas.

En relación con la consideración sobre cuántas preguntas deben incluirse, en general dependerá del progreso de la formación y de cualquier otro aspecto de la evaluación que se quiera considerar que se cubra (por ejemplo, la satisfacción con contenidos específicos, formatos, actividades, impacto, etc.).

Se podría encuestar la satisfacción de los participantes con la oferta de aprendizaje para poder poner en marcha, según los resultados, un proceso continuo de mejora de la calidad. Esto también puede ayudar a identificar los temas o áreas más y menos útiles del curso que, en general, podrían no tener buenos resultados y podría, con el tiempo, ayudar a rediseñar el programa de formación.

El diseño de un cuestionario de este tipo tiene que estar bien estudiado. Debe ir al grano y contener preguntas claras y eficaces que aborden lo que realmente se necesita saber. Las consideraciones típicas de los profesores/escuelas que imparten la formación son:

  • ¿Qué debería incluirse?
  • ¿Qué queremos aprender de la encuesta final?
  • ¿Cómo podemos utilizar los resultados de la encuesta para mejorar nuestra formación, tanto los contenidos como la forma de impartirla?
  • ¿Qué conocimientos y habilidades se han adquirido durante el curso?
  • ¿Cuál es el impacto en los participantes?

Sin embargo, la evaluación final no debe ser abrumadora para los alumnos de FIL.